y un solo sueño de cobre/ está el changuito soñando...”
De “Indiecito Dormido” (A. Yupanqui)
Un hombre siente el llamado de su tierra y lo
traduce en canto.
"...Lo que está arriba está abajo..." decían los cabalistas, y de algún modo, Atahualpa Yupanqui lo supo. Porque de tanto amar y comprender los secretos de la tierra, su paisaje y su gente, se elevó hasta el cielo en forma de poema, guitarra y canto.
Los trazos que forman las soñadas constelaciones en los mapas celestes, se parecen a los que "dibujan" la tierra...
En los hilos entramados de un tejido, muchos han visto el símbolo de otra urdimbre: la que liga nuestra circunstancial existencia con el cosmos.
Quizá todas, huellas obradas por idéntica mano. La misma que con similares trazos formó el rostro del cantor.
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